Nuevos índices de vida
Ya sin la amenaza de los CIC, el mundo y Ccxaspin pueden respirar tranquilos y reordenar la vida, la convivencia y el sistema interactivo humano. Tanto las personas como los países así lo desean.
Los países llamados desarrollados en siglos pasados crearon sus códigos de bienestar nacionales y mundiales, en base a datos como la mortalidad infantil, la mortalidad materna, el PBI, la alfabetización, el desarrollo físico, nutricional, el poder adquisitivo, el valor de la moneda, las cotizaciones en bolsa, etc. Es decir índices cuantitativos, materiales, unos palpables o materiales otros sólamente cifrados o virtuales.
Durante muchos años ésos fueron los indicadores del desarrollo o bienestar de las personas o los países pero, la situación ha cambiado.
La crisis mundial ha señalado los errores y problemas que existen en el mundo y que no han sido resueltos. Por tanto se ha buscado primero identificar los problemas, luego la causa de ellos para después buscar nuevos indicadores de progreso, entre los que están:
El índice de felicidad es el más adecuado para que en base a él se justifique los cambios realizados. La felicidad se manifiesta en la estabilidad emocional de la persona que a su vez se exterioriza en el bienestar físico, o se manifiesta en un buen rendimiento en el trabajo, en el hogar, en un ritmo de vida no competitivo, no generador de stress y que se manifieste también con tranquilidad en el comportamiento interpersonal y familiar, en salud mental, física y síquica.
Un índice muy complicado, pero los informáticos lo resumen fácilmente.
No interviene en este índice otros factores como el ingreso económico, la edad de sobrevida promedio, las comodidades materiales, físicas y en el hogar. Así pues, hay factores que ya no son trascendentes, más bien aparecen nuevos factores como por ejemplo el número de veces que la persona ríe en el día (que según los cálculos debería ser de 64 veces por día) y la cantidad de horas sueño.
El índice de salud productiva: se refiere al periodo de actividad de trabajo con eficacia y satisfacción que realiza el hombre y que se lo estima hasta una edad máxima de 50 años, siendo posteriormente opcional extenderlo hasta los 55 años estando sano y produciendo de manera satisfactoria.
El Índice de conocimiento del mundo, de la naturaleza terrena y humana: No tiene nada que ver, ni se relaciona con el QI, tampoco el grado de conocimiento de las matemáticas o la lógica-matemática, sino se refiere al grado de experiencia que se tiene de la vida del hombre y de la sociedad en el mundo, entendiendo por ello el conocer la naturaleza humana en sus facetas externa, interna, mental, física, sexual, los comportamientos ante diferentes situaciones en el contacto personal, de trabajo, etc.
El Índice familiar de satisfacción: califica a la estabilidad y satisfacción de la vida familiar considerando a padres e hijos hasta incluso la tercera generación, pues es en ellos que se manifiestan muchas de las buenas o malas actitudes educativas que se haya tenido, es decir no se considera sólamente el grupo familiar de padres e hijos sino también la descendencia, pues esa descendencia traducirá la positividad del manejo de los jefes de familia más ancianos.
El Índice de compartir, se refiere a la capacidad de compartir bienes o sentimientos entre personas, países.
Índice de solución pacífica de conflictos: se refiere a la capacidad negociadora y pacificadora que lleve a buen término los conflictos o diferencias sin tener que recurrir a otras instancias. Las redes sociales facilitan dicho logro y la racionalización de las cosas sin el apasionamiento de razas, religiones, color de piel, etc.
Índice de la sublimación de la violencia, agresividad.
Índice de originalidad de cultura, se refiere a la capacidad de mantener las costumbres y las diferencias culturales sin que ésto signifique superioridad o inferioridad entre las razas, simplemente mantenerse como es cada raza y país, para así guardar las diferencias sanas entre las diferentes culturas del mundo.
Índice de preparación humana al cambio y a la trascendencia a otras dimensiones y el tiempo.
Índice de riquezas personales individuales: capacidad de amar, de reír, de compartir.
Índice de productividad emocional y valores.
Índice de comprensión del fenómeno de enfermedad y muerte.