Dominio de la mente
Con todos aquellos conocimientos que se adquirieron y los cambios que se produjeron, con toda esa evolución que fue positiva, con la iniciativa que alentaba que se diese muchos más cambios, el mundo pudo dedicarse ya no a la conquista del espacio, ya no a los gastos en armas, en guerras o en tener los misiles o bombas más mortíferas o sofisticadas, sino que ahora todos estaban abocados a conquistar lo que tenemos acá en el mundo: conquistar o conocer lo que es el mar, lo que es el cielo y … el desarrollo de la mente.
En lo que respecta a la conquista de la mente los humanos estaban preocupados porque ya habían visto que los chips o los aparatos informáticos aprendieron bastante, estaban captando comportamientos humanos y actuando en función de ellos. Esto podría significar un arma que podía volverse contra nosotros mismos.
Por ello, la prioridad se dio a la conquista de la mente, se aprendió de las computadoras su sistema de ecuaciones, sistemas de cálculo rápido y almacenamiento de datos. Los cambios educacionales apuntaban también a ésto dejando de lado anacrónicos sistemas de enseñanza, que hicieron perder varios años de la juventud humana.
Se aprendió que para poder tener dominio mental, uno tenía que dominarse a sí mismo.
Se recurrió a lo que antiguamente fue el yoga, la meditación de las antiguas culturas chinas o hindúes unido a un mejor estudio del flujo y actividad cerebral, del conocimiento de la naturaleza, el conocimiento de los fenómenos meteorológicos, de las estaciones o fenómenos del espacio, etc., con esta conjunción de logros, estábamos en mejores condiciones de pensar, razonar y realizar o crear conceptos superiores.
En base a ese conjunto de conocimientos que pudimos compartir con los chips, el hombre aprendió que determinadas posiciones del cuerpo, con cierta alimentación, con una meditación realizada en determinadas situaciones y momentos, estimulando ciertos puntos del cuerpo, expuesto a algunos cambios físicos de la atmósfera o aprovechando la energía que nos proporciona la tierra o la energía que nos proporciona la luz, se favorece el poder de concentración, el poder tener un mejor conocimiento de nosotros mismos y poco a poco aprendimos a dominar nuestra mente, a concentrarnos, aprendimos a comprimir información, a tener una memoria de mayor capacidad, a poder realizar cálculos mucho mayores, teníamos mayor dominio de las situaciones.
Entonces un reaprendizaje del manejo de la memoria, complementado con la información chip que podíamos incorporarla en cualquier momento y para muchos aspectos de la vida nos daban una mente superior que sobrepasaba largamente a la que anteriormente habíamos tenido.