Sociedad ecuacional con afecto
En esta etapa de la sociedad ecuacional vemos que un trabajo del hombre es también el de brindar cuidados, atención y preocuparse por los demás, alentar, llenar a la persona con afecto, sentimientos tanto en jóvenes como en personas adultas o de la tercera edad, en general en todas las personas, más aún entre aquellas en enfermedad o que se ven privadas del afecto.
Anteriormente todo ello no se había tenido en cuenta, pero los sentimientos son la base de la esencia humana. Es una actividad que, aunque espontánea y natural y de incalculable valor merita un reconocimiento y retribución.
En este mundo en donde ya todo estaba cambiando según los cálculos, según las ecuaciones de redistribución de riquezas o de economía, le correspondía a las personas que brindaban servicios, atenciones y afecto una contribución y ésto era parte del desarrollo y formaba parte de la evolución racional, integral de la persona.
Las personas tenían afecto, se daba afecto, se lo distribuía como una riqueza, se difundían valores.
La distribución del afecto era equitativa. No era artificial, no se imponía, pero se estaba en el deber de compartirlo con todos.
Se podía recurrir a los caspinchips del afecto para aquellas personas deficientes o no satisfechas con el afecto que recibían. Pero estos códigos que manejan los afectos y sentimientos son de valor tan elevado que las leyes físicas de la Cibernética común no pueden descifrarlo, Ccxaspin lo logró, pero su difusión no era universal.
El dar o compartir lo que se tenía llegaba a hacer sentir bien a las personas, se tenía un motivo para luchar, cambiar, vivir cuando se daba a otro. Tanto se hablaba de este hecho pero no se lo había llegado a sentir o experimentar y ahora… era realidad: la depresión, la tristeza, las angustias o ideas autodestructivas del hombre ya tenían una ayuda de la sociedad con afecto.
No fue difícil que muchos hábitos o defectos empezaran a ser menos frecuentes, desaparecer o perder. Por ejemplo el hecho de fumar, el hecho de beber en exceso. En el mundo de las drogas, había programas, organizaciones, con personas o familias que daban afecto a las personas adictas, lo cual hacía que éstas no buscasen refugio en las drogas, sino en el afecto de las personas.